Ain Soph Aur

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El cero (0) identifica el principio del todo, y lleva las energías de todos los números, la fuerza sin límite del infinito, el cosmos o el universo. La potencia cósmica. Aumenta las cualidades de cualquier número que acompañe, exponenciando su vibración. Expansión ilimitada. El mundo invisible. Es un número enigmático (la Nada y el Todo), que nos introduce a otra dimensión. Si tengo 0 (sol, un vacío kármico) como habitante en una casa, puedo identificar algo en lo que debo trabajar en mi vida, porque no lo viví o abusé en vida pasada.

Vibración desde el árbol de vida

En la parte superior del Árbol de Vida, por encima de Kether, existe un mundo infinito. Dentro de este mundo se encuentran varios niveles de la existencia negativa que corresponden a 0 (cero), la Nada y lo Todo posible. Son tres niveles:

Ain (Nada, el punto más elevado)
Ain Soph (Infinito, sin fin)
Ain Soph Aur (Luz infinita)

Estos tres niveles representan el Incognoscible, el Sin nombre, el Absoluto, el Informal, lo que trasciende la existencia. La existencia negativa representa la zona intermediaria entre la Divinidad y la Creación.

Se podría comparar con la tela en blanco antes de comenzar a pintar un cuadro, o al preciso instante que precede las primeras notas de una sinfonía.

Esta existencia negativa está presente en todos los niveles de la Creación y queda más allá del espacio-tiempo. Representa el Absoluto, el «Yo Soy», el nombre divino primordial. Contiene todo y genera todo.

En esta existencia negativa se origina Kether y, a partir de esta sefirá, se entra en el universo relativo, en la manifestación, en la Creación. Asistimos al desarrollo del impulso divino con sus diferentes etapas: el nacimiento, el crecimiento, la floración, la fructificación y la muerte antes de un nuevo nacimiento.

La emanación divina fluirá de una sefirá a la otra por el rayo luminoso o sendero centelleante.
El descenso de la energía divina se puede comparar a una fuente que nace en la montaña, con una energía muy pura y poderosa que se derrama de sefirá en sefirá.


La palabra «cero» viene del árabe sifr, que significa «vacío», y es un invento relativamente reciente. Durante miles de años los matemáticos dejaron un espacio donde no había ningún número en una columna determinada. Pero finalmente, hacia el año 876 de nuestra era, se usó en la india el símbolo «0» para expresar ese concepto. No obstante, su estatus como número fue muy discutido, pues su suma o resta no modifica a los otros números, mientras que, si se coloca después de una cifra aumenta diez veces su valor. El cero representa a alguien que no tiene poder por sí mismo. En la cultura maya evocaba el momento medio entre el sacrificio y la resurrección del dios del maíz, como metáfora de su posición matemática entre números negativos y positivos.




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